2. Mi palabra debe ser amable: Debo dejar en el aire una suerte de puntos suspensivos para que el otro se exprese; no debo ridiculizar a nadie en público.
3. Mi palabra debe ser positiva: Debo ser una fuente de inspiración para los demás.
4. Mi palabra debe ser respetuosa de los ausentes: Debo evitar el encadenamiento incesante de juicios sobre los demás, como si la conversación fuera una tribuna virtual.
5. Mi palabra debe ser tolerante: Debo exponer mi punto de vista de manera no violenta, escuchar las opiniones distintas a la mía; la buena voluntad de discutir y escuchar es el fundamento de la democracia.
6. Mi palabra debe ser la guardiana del mundo: Debo mostrar admiración por lo que me rodea, el mundo natural y el social. Es mejor el exceso de admiración que el exceso de desprecio.
7. Mi palabra debe ser responsable del lenguaje: Debo hablar bien mi lengua materna, emplear la palabra exacta, respetar la gramática y la pronunciación, tratar de expresarme con elegancia y refinamiento.
8. Mi palabra debe ser verdadera: Debo evitar la mentira, los eufemismos hipócritas y las exageraciones injustas.
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